Umbanda Para Todos
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Zelio de Moraes

La primera manifestación de Umbanda, sin influencia kardecista y ni de Candomblé, con registro histórico es la de "Caboclo de las Siete Encrucijadas" en su médium Zélio Fernandino de Moraes, el 15 de Noviembre de 1.908. Así como la "Tienda Nuestra Señora de la Piedad”  fundada por Zélio es el primer templo de Umbanda registrado en el Brasil.

Zelio de Moraes no escribió nada sobre si o sobre la religión que tuvo su inicio el 15 de noviembre de 1908.

El primer libro de Umbanda fue publicado en 1933 por Leal de Souza y recibió el nombre de “O Espiritismo, a Magia y as Sete Linhas de Umbanda”, en este libro hay un capítulo (Cap. 23) titulado “O Caboclo das Sete Encrucijadas”, donde el autor que convivió muchos años con el fundador de la Umbanda habla un poco sobre la entidad:

“Si alguna vez he estado en contacto consciente con algún espíritu de luz, ese espíritu es, sin duda, aquel que se presenta sobre el aspecto agreste, y el nombre de Caboclo de las Siete Encrucijadas. Sintiéndolo a nuestro lado, por el bienestar espiritual que nos envuelve y sensibiliza, presentimos la grandeza infinita de Dios, y guiados por su protección, recibimos y soportamos los sufrimientos con una serenidad casi ingenua, comparada al deleite de los niños, en las estampas sacras, contemplando la orilla del abismo, sobre las alas de un ángel, las estrellas del Cielo.

El Caboclo de las Siete Encrucijadas pertenece a la falange de Ogum, y, sobre la irradiación de la virgen María, desempeña una misión ordenada por Jesús. Su punto emblemático representa una flecha atravesando un corazón, de bajo para arriba; - La flecha significa la dirección, el corazón es el sentimiento y el conjunto – orientación de los sentimientos para el alto, para Dios… Entre la humildad y la dulzura extrema, su piedad se derrama sobre los que lo procuran, y no pocas veces, escurriendo por el rostro del médium, sus lagrimas expresan su tristeza, delante de esas pruebas inevitables y que sus criaturas no pueden huir…

El lenguaje del Caboclo de las Siete Encrucijadas varia, de acuerdo con la mentalidad de sus auditorios. Simple, fino, sin un adorno, fulgurante en los arrojos de la alta elocuencia, nunca baja tanto, ni se eleva demás para tornarse inaccesible.”

En noviembre de 1971, por ocasión del 63 aniversario de la Tienda Nuestra Señora de la Piedad la Señora Lilia Ribeiro, Directora del “Boletín Macaia” y de la “Tienda Umbanda Luz y Esperanza y Fraternidad” – TULEF – grabó el mensaje de abajo dada de viva voz por el Caboclo de las Siete Encrucijadas. El texto fue recogido del libro “Umbanda Cristiana y Brasilera” de Jota Alves de Olveira – Ed. Ediouro. El mensaje refleja todos los conceptos establecidos, desde el principio, 1908, por la Entidad Caboclo de las Siete Encrucijadas y por Zelio de Moraes, sigue a continuación

“La Umbanda ha progresado y va a progresar. Es preciso tener serenidad, honestidad, y yo prevengo siempre a los compañeros de muchos años: la vil moneda va a perjudicar a la Umbanda; médiums que van a venderse y que serán, más tarde expulsados, como Jesús expulsó a los vendidos del templo.

El peligro del médium hombre es la consultante mujer; del médium mujer es el consultante hombre. Es preciso estar siempre de prevención, porque los propios obsesores que procuran atacar nuestras casas hacen que toque alguna cosa en el corazón de la mujer que habla al Padre del Templo, como al corazón del hombre que habla a la Madre del Templo. Es preciso tener mucho cuidado y tener moral, para que la Umbanda progrese.

Umbanda es humildad, amor y caridad – esa es nuestra bandera.

En estos momentos mis hermanos, me rodean diversos espíritus que trabajan en la Umbanda del Brasil: Caboclos de Oxossi, de Ogum, de Xangó. Este que les habla, sin embargo, soy de la línea de Oxossi, mi Padre, y no vine por acaso; traje una orden, una misión.

Mis hermanos: sean humildes, tengan amor en el corazón, amor de hermano para hermano, que sus mediumnidades quedarán más puras, sirviendo a los espíritus superiores que vengan a bajar en vosotros; es preciso para aquellos que vienen en busca de socorro en las casa de Umbanda (…)

. Yo, mis hermanos, como el menor espíritu que bajó a la Tierra, pero amigo de todos, en una concentración perfecta de los compañeros que me rodean en este momento, pido que ellos sientan la necesidad de cada uno de vosotros y que, al salir de este templo de caridad, encontréis los caminos abiertos, vuestros enfermos mejorados y curados y la salud para siempre en vuestra materia.

Con un voto de Paz, Salud y Felicidad, con Humildad, Amor y Caridad, soy y seré siempre un humilde Caboclo de las Siete Encrucijadas.”


 
 
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